Tras un verano donde el Sol es siempre el protagonista, comienza el otoño y con él la vuelta al cole. En nuestro caso, volver a examinar los efectos sobre la piel que ha dejado el bronceado.
Ya hemos comentado en alguna ocasión que los tres aspectos esenciales a tratar cuando deseamos rejuvenecer el rostro son la flacidez, la perdida de volumen y las alteraciones cutáneas.
Las dos primeras tienen un tratamiento primordialmente quirúrgico: lifting facial para la flacidez y liporrelleno para la pérdida de volumen.
Los avances médicos han modificado de manera importante ambas técnicas en la última década, no solo desde el punto de vista quirúrgico, sino también anestésico.
Actualmente realizamos estas intervenciones con anestesia local y sedación, siendo la inflamación postoperatoria mucho mas limitada debido a que se es menos “agresivo”.
Ello conlleva una mejor recuperación sin que los resultados sean inferiores. El liporrelleno o lipofilling ha sido un salto cualitativo importante en las técnicas de medicina estética de rejuvenecimiento, ya que obtenemos una mejora tridimensional en la cara, pudiendo realizarse al mismo tiempo que el lifting o por separado.