El lifting facial es una técnica muy eficaz para eliminar arrugas y marcas de la cara. Es una intervención perteneciente a la rama de la cirugía estética facial. El principal objetivo de esta intervención es la eliminación de las arrugas y marcas de piel de la cara. La técnica se basa en estirar la piel de la cara, tensando de esta forma la piel y dándole un aspecto más juvenil a nuestro rostro.
Los candidatos ideales para someterse a un lifting son aquellas mujeres u hombres cuya cara y cuello comienzan a «caerse», pero cuya piel conserva todavía cierta elasticidad. La mayoría de los pacientes tienen entre 40 y 60 años, pero también puede realizarse con éxito entre los 70 y 80 años. Es una intervención de cirugía estética muy demandada, tanto por mujeres, como por hombres. El paciente que busca someterse a un lifting facial, es aquel que ha visto deteriorarse su piel por diversos motivos, como pueden ser:
- Su estilo de vida.
- La edad.
- La acción de los rayos del sol.
- Un cambio brusco de peso.
- Altos niveles de estrés.
La edad de los pacientes que suelen someterse a un lifting facial oscila entre los cuarenta y sesenta años.
¿Cómo se lleva a cabo un lifting facial?
En primer lugar, el doctor realizará un análisis minucioso del tipo y estado de la piel del paciente. De esta forma, aseguraremos la mayor efectividad de la intervención. En segundo lugar, daría comienzo la intervención, siendo necesaria la hospitalización del paciente. Es importante que todos aquellos pacientes que tienen problemas relacionados con tensión arterial alta, cicatrización o coagulación de sangre se abstengan de llevar a cabo un lifting facial.
El lifting se realiza siempre en quirófano, dentro de una clínica u hospital. Normalmente, se permanece en la clínica la noche tras la cirugía, dándose el alta al día siguiente.
El lifting puede realizarse bajo anestesia local más sedación, o lo que es más frecuente, con anestesia general, dependiendo de la complejidad de la cirugía y de las preferencias de su cirujano. Si se realiza con anestesia local más sedación, el paciente se siente relajado y la cara está insensible al dolor; con anestesia general el paciente está dormido durante la operación.
Tras la intervención, es normal sentir la piel facial aún anestesiada y un poco hinchada. Poco a poco desaparecen las molestias y baja el hinchazón. De todas formas, el doctor llevara un seguimiento del paciente. Así, podrá suministrarle los medicamentos necesarios en caso de que no cesen las molestias. Es importante que el paciente no realice actividades físicas o tome el sol tras la operación.