Hoy día, ingresar en un quirófano para mejorar la imagen corporal podría considerarse una intervención de rutina. Sin embargo, el ansia por lucir mejor no debe hacer olvidar al interesado una serie de precauciones fundamentales tales como el exhaustivo conocimiento de los riesgos y beneficios posibles, la acertada elección del profesional y una sincera autoevaluación sobre los motivos que llevan a tomar la decisión.
La cirugía estética no sólo tiene como finalidad el embellecimiento físico de una persona, sino especialmente la posibilidad de proporcionarle una imagen más adecuada y positiva, mejorando su autoestima y, por lo tanto, su calidad de vida.
No existe ninguna razón por la que uno deba exponerse a una operación, por menos invasiva que parezca, sin tener plena confianza en el especialista que la realizará, total conocimiento de los procedimientos que utilizará y sus potenciales consecuencias.
Todos los pacientes tienen derecho a que les expliquen los detalles de la cirugía, posibles riesgos y complicaciones, ventajas y desventajas de determinadas técnicas para poder hacer un balance coste-beneficio y tomar la decisión de operarse o no, puntualiza el portal Coonsulte.
Existe mucha información, a veces en exceso y sin parámetros éticos, que invaden revistas, programas de televisión e internet. Qué gran herramienta gratuita de comunicación, donde el más profano en conocimientos en la materia, se cree con el derecho a dar ¨clases magistrales¨ y confundir de una forma deliberada o no a la persona que busca información.
Una decisión responsable
Se debe estar emocionalmente estable y no depositar falsas expectativas en la operación (tales como recuperar una pareja, o tener más éxito laboral o en las relaciones interpersonales).
El cirujano plástico tiene que saber descubrir aspectos psicológicos ocultos por el paciente y que puedan influir en la buena evolución de la cirugía. Un paciente que se encuentra en un estado de depresión no está en condiciones de ser operado. El cirujano no es un mago, sólo puede mejorar las formas físicas, no los problemas familiares o sentimentales.
Muy importante. Tener el consenso favorable de la familia para que lo acompañen adecuadamente, de lo contrario no compartirán la alegría de un buen resultado ni lo apoyarán en el caso de que surgiera algún inconveniente.
En busca del profesional idóneo
Esta tarea fundamental demanda tiempo y criterio para no tomar decisiones apresuradas de las que uno se pueda arrepentir más tarde.
El arte de la cirugía estética, que por lo general se concreta en personas sanas que desean mejorar su aspecto, requiere entrenamiento y criterio que sólo lo da la especialidad y el talento. Lo más difícil en la consulta es saber decir no y el paciente debe jerarquizar, reconocer y aceptar esa decisión del cirujano plástico. Es importante valorar al profesional que claramente antepone su creencia al lucro.
En la consulta
Un buen profesional se tomará su tiempo para escuchar al paciente con atención, observarlo, evaluar sus expectativas y explicarle sin escatimar detalles los riesgos y beneficios que se pueden esperar de la intervención.
Desconfíe de las explicaciones simplistas. Pueden ocultar información de una forma deliberada.
El cirujano jamás debe tratar de entusiasmar al paciente, sino que debe informarlo de la manera más objetiva posible, como nos indican desde clínica Salus, especialistas en aumento de pecho.
Las personas acuden al cirujano plástico con cierta dosis de idealización sobre la magia del cirujano. Pero éste debe tratar de no alimentar esas fantasías pues no son realistas.