La desconfianza te pone a la defensiva ante el deseo de protegerte de todo y de todos. Por ello, es mejor aprender a vivir con ilusión y con esperanza. Mejor dicho, conviene aprender a ser prudente para dar tiempo a una relación de amor o de amistad. No puedes contarle todos tus secretos a una persona cuando le acabas de conocer. Es decir, es mejor respetar el ritmo que implica la propia confianza mutua.
La desconfianza a veces, es natural y es que hay personas que de una forma inexplicable no te transmiten credibilidad o seguridad de que puedas abrir tu corazón ante ellas. En ese caso, observa, sigue tu instinto y mantente firme en tu postura. Pero también, debes ser consciente de que a lo mejor con el paso de los meses, puede que cuando conozcas más a esa persona cambie tu opinión sobre ella.
Cambiar de opinión es bueno, por ello, no tengas miedo de ser feliz y de vivir con ilusión y con esperanza. La desconfianza no es buena, sin embargo, a veces es fruto de una mala experiencia o de una decepción muy importante. Por ello, comprende tus sentimientos y relájate para dejar que la vida y las cosas fluyan en positivo.